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Obreros bananeros en Nicaragua

Las luchas de Victorino Espinales

Cuando Víctorino tenía 14 años se incorporó a la guerrilla sandinista que derrocó al temido dictador Somoza. Ahora desafía a un nuevo enemigo. Encabezando a un número de 2 500 obreros bananeros, ha iniciado un proceso contra la Standard Fruit y la Dole Company, exigiendo una indemnización de 85 millones de coronas. Él sigue la lucha a pesar de las amenazas de muerte.

No podrán ganar, dice clavándome la mirada. Ellos ya lo saben. Por eso han abandonado la plantación. Lo único que dejaron fueron los cadáveres de los bananeros muertos.

Fue el año pasado que la Standard Fruit y la Dole abandonaron Nicaragua. En su lugar entró la Chiquita Brand y asumió la parte de compras y el control de los cultivos.

El conflicto jurídico trata del uso que hicieron la Standard Fruit y la Dole de los insecticidas Nemagon y Fumazone que contienen el veneno DCPB.

Las empresas acusadas rechazan la acusación. Alegan que no eran dueños de la tierra y tampoco eran los productores de los insecticidas. Consideran que los daños pueden ser efectos del DDT que se usaba en los años 50 y 60 cuando se cultivaba algodón en aquellos suelos. Las empresas bananeras poseen cada vez menos tierra, es su táctica dice Victorino. Pero son ellos los que dirigen la producción, y los que deciden qué insecticidas van a usarse. Aunque oficialmente son solo compradores.

En el año de 1968 llegó la empresa Standard Fruit a Nicaragua y empezó a cultivar las excelentes tierras del oeste, después de haberse agotado el cultivo de algodón. Iniciaron los cultivos y las tierras fueron empapandose de Nemagon.

El padre de Victorino trabajaba en las plantaciones, inconsciente de los riesgos que corría. Víctor empezó en el año 1985.

No fue sino hasta principios de los años 90, cuando empezaron a surgir problemas. Los obreros bananeros de todo el mundo sufrían de las mismas enfermedades. Los bananeros hicieron causa común y demandaron a la Shell y la Dow Chemical Company, los productores de Nemagon y Fumazone. Al cabo de un proceso jurídico de 5 años se llegó a una conciliación en donde los 16.378 obreros incluidos en el proceso obtuvieron aproximadamente 3 000 coronas cada uno. En el fallo hay disposiciones muy duras de que los obreros nunca más podrán reclamar indemnizaciones de ninguna clase.

Hoy en día no se usan más aquellos productos.

-Eso es lo que dicen. Nosotros no lo sabemos, dice Víctor.

Personas en altas posiciones, tanto del partido del gobierno como de los sandinistas, tienen intereses privados en los cultivos del banano y hacen todo lo posible para tapar lo que pasa.

- El parlamentario sandinista, Marcelino García que ha estafado a los obreros por millones de coronas, ha llegado incluso a amenazarme de muerte, si no dejo de acusarle a él y a las compañía.


El control del uso de sustancias venenosas en los cultivos de banano en Nicaragua es mínimo. La comisión estatal que debe controlar los productos de fumigación no tiene recursos. La ley de los productos químicos no dice nada del uso, solo imparte la prohibición de venta de ciertos productos.

La ley de protección laboral, de los años 60 no establece absolutamente nada sobre los insecticidas. Las organizaciones nicaragüenses de protección del medio ambiente son pequeñas y sin poder.

- Creemos que siguen usando el Nemagon, pero ahora bajo el nombre “Thelone”. El efecto de aquel veneno es muy fuerte. Si se fumiga la tierra con Thelone, quedará libre de insectos durante 1200 días, es decir ¡más de 3 años! Hay 7 productos parecidos, y 23 productos que contienen el DCPB

Victorino se ha servido de todas las maneras posibles para vencer a las compañías bananeras.

Ha organizado una ocupación de los camiones de Standard Fruit, para llamar la atención sobre el hecho de que sacaban ilegalmente el banano del país para evadir el pago de los impuestos.

Con la ayuda de abogados ha formulado y presentado al congreso un proyecto de ley que reglamenta el uso de venenos que afectan el medio ambiente.

También fue el promotor de una conferencia para organizaciones medioambientales y para ONG´s de la sociedad civil, para obligar al gobierno a nombrar un representante de la sociedad civil en la comisión que vigilará el uso de los pesticidas. No es de extrañar que las organizaciones nombraran a Víctor como su representante. Él fue quien inició el proceso contra la Standart Fruit y la Dole.

Por su trabajo no recibe ninguna remuneración. Vive de una manera muy modesta. Cada fin de semana deja la familia en Managua y se dirige a “El Viejo” para apoyar a los bananeros para que sigan su lucha.

Tengo que hacer lo más correcto. Hay muchos en este país que han traicionado sus ideales.
No quiero ser uno de ellos

Los suecos y las bananas.

Cada sueco come en promedio 17, 6 kilos de bananas al año, lo que significa que somos los mayores consumidores del mundo, si no se cuentan los países productores de banano.
De la exportación de bananas desde América Latina, un 45% va a la Unión Europea. La UE es el mercado más importante para los países productores de banano.
¿Qué puedo hacer yo?
La mejor manera es comprar las bananas KRAV. El consumo de las bananas KRAV ha aumentado de un 30 % pero constituyen todavía una pequeña parte de las ventas totales.
Son más caras, porque se venden en muy pequeñas cantidades.
Si nosotros los consumidores permitiéramos que el banano tuviera manchas negras, se podría disminuir el uso de los pesticidas en un 30 % de un solo golpe. Hoy se fumiga el banano 40 veces, desde su cultivo hasta su venta en las tiendas.
¡Contacta a la organización sueca para la protección de la naturaleza para más información!

Lars Tallert