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Obreros bananeros en Nicaragua

Magdalia Monte

Al fondo del cementerio del pueblo El Viejo hay una cruz de hierro, pintada de azul, tiene la letra M, pintada de negro. Sobre la tumba crecen flores amarillas. Aquí yace Magdalia Monte. Alcanzó la edad de 29 años. Dejó 6 hijos. Fue trabajadora bananera durante 10 años. Causa de la muerte, cáncer de matriz.

Magdalia dio a luz a su primer hijo cuando tenía 14 años. El padre se fue a Costa Rica y no volvió más. Ella se buscó otro marido y tuvo tres hijos más. A la edad de 20 años empezó a trabajar en la plantación de banano "María Elsa".


Cada lunes, martes y miércoles, a las 4 de la mañana se dirigía a la carretera para esperar el tractor con remolque que recogía a los trabajadores para llevarlos a la plantación a 5 kilómetros de camino. Ella trabajaba en la sección del lavado y empaque del banano. El trabajo terminaba a las seis de la tarde. Regresaba en el transporte del tractor y estaba de vuelta en casa a eso de las 7 y media.


Los contratos de empleo eran de tres a seis meses y ganaba ciento cincuenta coronas suecas al mes. Durante algunos años se fue a vivir a la casa de los trabajadores en la misma plantación. De tal manera que cuando pasaban las avionetas de fumigación, todos los trabajadores tenían que entrarse a la casa para protegerse. El capataz cerraba con llave para que no salieran los niños. Las medidas no tuvieron mayor efecto porque las casas estaban dentro de la plantación y el veneno caía por todas partes, sobre las camas, la comida, en el río donde la gente y la ropa se lavaban y donde los niños se bañan.

Magdalia dio a luz a otros dos hijos, Claudia María y Marvin Antonio. Esto le produjo hemorragias de la matriz con fuertes dolores y de tal manera que no pudo seguir trabajando. Los dolores se lo impedían, tanto que al final no podía sino permanecer acostada descansando. El hermano de Magda hacía muchos viajes a Managua para conseguirle morfina a fin de calmar los dolores. Cada 12 horas le daban una inyección, pero en sus últimos días ya no le producían alivio. Se murió en la mañana del 25 de julio después de estar enferma casi un año.

No le dieron jubilación, tampoco le concedieron compensación del seguro social a los hijos. Del patrono recibió 70 coronas de indemnización y un ataúd. Sus compañeros de trabajo reunieron el dinero para el entierro. La Standard Fruit no le pagó nada.

La familia ha presentado un pleito contra el patrono, pero como no tiene plata para pagar al abogado no puede continuar el proceso.

Como una ironía de la vida, la familia también recibió un ataúd del sindicato. Lo tienen en la casa, al lado del comedor, con un mantel verde encima.

Todos los hijos viven con familiares en otra parte, menos el mayor, Carlos Francisco, que sigue allí junto con su tío y su tía. Él tiene 15 años y lava buses para ayudar al sostenimiento de la familia. -Cuando sea mayor trabajaré en la plantación, dice.

Aquí en El Viejo no hay otro trabajo.