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El encuentro entre aztecas y españoles

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”¿Qué pasa cuando una bala de cañón imparable golpea un poste irrompible?” Así está formulado un problema clásico de la lógica. Pero esto es algo más que un antiguo juego mental difícil de resolver. Para mí es también una metáfora de las muchas confrontaciones y colisiones a lo largo de la historia. Y estoy pensando principalmente en una: el encuentro de los españoles con los aztecas en México.

Todos conocemos a grandes rasgos la fantástica historia. De cómo al aventurero Hernán Cortés le llegan noticias vagas de riquezas y ciudades al otro lado del mar, al oeste de Cuba, de por qué él en la primavera de 1519 organiza una pequeña expedición de 500 hombres y se hace a la mar. Y con este grupo de desarrapados aventureros, tan incapaces como él mismo de sentir miedo o compasión -no solamente acaba con el más grande y poderoso imperio de América, sino con toda una civilización.


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Es fácil interpretar esto como el inevitable resultado del encuentro entre la bala de cañón europea, hecha de una aleación de pólvora, acero y brutalidad, y el poste indio, frágil como el merengue por el subdesarrollo y la ingenuidad pastoril. No fue así naturalmente. Al contrario, se trató de un encuentro entre dos imperios que en mucho estaban hechos a imagen y semejanza del otro.

Tanto españoles como aztecas hacían parte de culturas extremadamente militaristas, ambas rendían culto a la guerra y al guerrero, las dos estaban convencidas de haber venido al mundo para dominarlo, y ambas estaban dispuestas a matar, mucho, a menudo y bajo formas heroicas, en nombre de la patria, el gobernante y Dios. Ambas eran naciones relativamente jóvenes e inseguras que habían levantado su poder a costillas de un gran número de pueblos sometidos, que fueron explotados con saña y violencia.


El resultado del encuentro entre estas civilizaciones gemelas no estaba dado de antemano, especialmente si tenemos en cuenta que el grupúsculo de Cortés se enfrentaba a un ejército experimentado y bien organizado que literalmente hablando era cien veces más fuerte. La historia de la caída del imperio azteca contiene también un sinnúmero de momentos cruciales uno de los cuales realmente hubiera podido cambiar la balanza. Porque las posibilidades de éxito jugaban en contra de los españoles.